jueves, 8 de julio de 2010

Meta-Ética Cap. Primero 2ª Parte.


2. La Cultura y el Hombre Moderno.

Para comenzar diremos que el hombre moderno ha dejado de lado toda ponderación meta-física de su realidad para adherirse completamente al pacto cultural. Es decir, aceptar el mundo tal y como se le presenta, o se lo presenta la información mediática, tan difundida y diversificada en nuestros días. Así, confía su formación cultural a terceros: canales de televisión, revistas periódicos, Web, etc.

La cultura, ese convencionalismo de significados de aceptación generalizada, se ha convertido en su único referente axiológico y ontológico. Completamente subsumido en su daltonismo gnoseológico que le impone esa sensación de un tiempo falsificado en su esfera cognitiva y sensible, EL HOMBRE OCCIDENTAL HA SIDO AMPUTADO DE SU VECTOR DE BÚSQUEDA EXISTENCIAL TRASCENDENTE POR UNA INVERSIÓN DE BÚSQUEDA CULTURAL INMANENTE.

La visión cultural de la historia rebaja los símbolos, degradándolos en pos de un análisis racionalista que por lo mismo deja a un lado el SENTIDO, es decir, el fundamento del hecho cultural y el registro histórico.

El racionalismo descompone los elementos sistémicos para tratar de comprenderlos, sin embargo la actualidad involucra lo irracional, y desde ahí la razón es insuficiente para traducir los significados de sentido que son propios del ser humano, que esta demás decirlo, es fundamento del hecho cultural, y es por ello que surgen serios problemas a la hora de recomponer lo que se ha fragmentado para el análisis.

Solo veamos el rigor científico con el cual se entrega a la conquista de saberes académicos, acumulando información en las memorias psicológicas, totalmente enfocado al mundo sensorial y variable de los mecanicismos complejos, tan alejado de la actualidad del hecho cultural en la que necesariamente esta inserto y ante la que es impotente a la hora de la verdad. Aglutinado en superestructuras gigantescas que el mundo moderno requiere para su manifestación cultural, el sentido solo puede adosarse a los objetos culturales, porque ya no hay siquiera reminiscencias de simbolismos originales y arcaicos, estos han sido relegados a la esfera del inconsciente personal y colectivo. Si emergen serán reprimidos por la esfera consciente que solo tiene ojos para la materia y la forma. No hay soluciones visibles para la psicología racionalista de occidente que es impotente ante el desborde de las psicopatías resultantes.

El hombre moderno, lejos de las significaciones originales del ancestro que sabía muy bien quien era y de donde venia, tiene un concepto tan vago de sí mismo, que cree ser solamente un mono evolucionado, lo que conduce a ser un animal racional y seguir un camino de dolor para llegar a ningún lado. No es raro ver que exista tanta pobreza moral e impotencia anímica en este renacuajo evolucionado que ahora tiene entre sus manos pomposos tratados de libre comercio, bombas de hidrógeno y serios problemas de incontinencia.

La masificación, resultado de la democratización de todo, es decir, que el colectivo tiene derecho a todo, aún si no esta capacitado y debidamente preparado para asumir responsabilidades de semejante magnitud, ha dado como resultado la insuficiencia de los servicios básicos: salud, educación y trabajo.

Ya lo dijimos al principio, EL HOMBRE ANTIGUO TENÍA UNA CULTURA DE INTROSPECCIÓN HACÍA LA CENTRALIDAD DE SÍ MISMO. En contrapartida, el hombre de nuestros días tiene una cultura de extraversión hacía los objetos culturales, que asoman en su horizonte de significación carente de códigos semióticos arcaicos, ancestrales, en su esfera consciente.

Esta situación de re-versión se manifiesta a través de la CULTURA sostenida por el aparato sistémico: organizaciones multilaterales cuya actividad gira preponderantemente alrededor del COMERCIO, fundamento de todo pacto cultural que propicia la sumisión a los estándares de vida “burgueses”.

Consumismo compulsivo: comida chatarra, gama de objetos culturales, bienes desechables, mecanicismo, tecnologías aplicadas para tornar al mundo más complejo, lleno de esnobismo. Una visión entelequial de un hombre futuro que ya no necesitará del trabajo manual para sobrevivir, pues autómatas y cyborgs harán el trabajo pesado, como cultivar los campos, y le proporcionarán todo tipo de servicios, incluso la masturbación.

En contrapartida una sociedad que acumula miles de toneladas de desechos, tira comida al océano para evitar bajones en la bolsa de valores, engorda a costa de huecos económicos provocados en países pobres donde por cada dólar de interés compuesto que se cobra, se sufre hambre y enfermedad. Entre tanto 1 de cada 3 niños primer mundistas sufren de obesidad, o escapan del sin sentido asesinando con armas automáticas a sus maestros y compañeros de clase.

Por otro lado, los menos abren blogs, grupos en facebook, o alquilan sitios en la red tratando de prevenir o alertar sobre el descalabro del sistema y, como todo esto necesariamente tiene que acarrear, a la corta o a la larga, la pérdida de la soberanía de las naciones; pero pronto comprenden que el letargo en que está sumida la humanidad es demasiado pesado.

Hay toda una cultura de entretenimiento para sostener personalidades psicológicas, hipostásias del tamaño de catedrales, centros de ayuda y terapia atiborrados de cocainómanos, enfermos mentales, incontinentes de todo tipo, antisociales, despojos de una sociedad “igualitaria”, “justa”, basada en el racionalismo positivista, el libre mercado y la usura.
Aquellos que todavía creen que una “actitud positiva” y el intercambio de “buenas vibras” evitarán el hecho incuestionable y fatal de la pérdida de toda libertad.

Pues bien, es hora de preguntarnos dónde esta aquel espartano orgulloso, irracional, marchando hacia las Termópilas para morir por su Ciudad Estado. Hasta eso se ha perdido de nuestro horizonte de significación, el nacionalismo, mientras algunos mentecatos piensan: “es cosa del pasado”, pues ya no existen fronteras, y orgullosos tienen el descaro de reconocer que con la globalización se acabo todo patriotismo.

Y aquí, recibimos todo lo que botan los dizque países industrializados: chatarra, comida pasada, limosnas que además deben pagarse con interés, despojos de la tan alardeada “cooperación Internacional”; mientras los adoradores del dios “Cosas” , conocido acá como el “Ekeko”, organizan bloqueos de caminos siguiendo como ovejas las órdenes de unos cuantos castrados de originalidad ideológica.

En este lado de la balanza tenemos pues el pacto cultural en su máxima expresión, un individuo mutilado de su origen, anestesiado con el antídoto del amor esperanzado, buscando desesperadamente un futuro mejor refrendado por una reputación social construida sobre objetos culturales.

Todo lo que ha quedado después de unas décadas de aventura esperanzada por este mundo, es un hombre o mujer disgregado psicológicamente, incomprendido, que usa máscaras para evitar el dramatismo de la actualidad, único repositorio que queda para afrontar los símbolos que emergen incesantemente desde su reprimido inconsciente, y la NEGACIÓN, la última cáscara que le queda por pelar, se yergue inamovible, pues ya no existe fuerza volitiva para semejante acto de HONESTIDAD.

En este sentido, el problema del hombre moderno es la CULTURA, y la múltiple cantidad de “cáscaras”, “costras”, TAPA-SIGNOS, que cubren los símbolos, signos, entes, objetos culturales, y sus relaciones estructurales de sentido, con significaciones convencionales, es decir, estrictamente CULTURALES. Este encubrimiento se realiza a través del CAMBIO DE SIGNIFICADO y, la interpolación de INVERSIONES CULTURALES que vienen a reemplazar en la cultura a las significaciones originales.

El ejemplo mas general en este contexto de manipulación psicosocial, es justamente, la capacidad que tiene la CULTURA para convertir lo “bueno” en “malo”, lo “hermoso” en “feo”, lo “justo” en “injusto”, y la “mentira”, en “verdad histórica”.

También estas estrategias de CONTROL SOCIAL extrapolan determinados VALORES de los entes, que están marcados para la INVERSIÓN CULTURAL, porque poseen contenidos simbólicos inconvenientes para el sistema. Como ejemplo tomemos el de las dictaduras, todos “sabemos que son malas”, sin embargo esto no es cierto, es una VERDAD A MEDIAS.

Medio Chile sabe que el régimen de Pinochet no solo pudo ser “macabro”, “in-humano”, “represor”; también fue nacionalista a ultranza, institucionalizador, y anti-comunista, ya que libró a una colectividad entera de los extremismos de izquierda y la anarquía que promueven. Pero he aquí la clave, detrás del régimen de Augusto Pinochet hay una VERDAD ESCONDIDA, TAPADA, VELADA, que puede quedar al DESCUBIERTO si tenemos la CAPACIDAD GNOSEOLÓGICA de “pelar” las “cáscaras”, los “tapa-signos” ya sean negativos o positivos, a través de un estudio serio, crítico y reflexivo del registro histórico.

Para comprender mejor esta distorsión propiciada por la CULTURA GLOBALIZADA, debemos introducirnos en el ámbito del REVISIONISMO HISTÓRICO, y su campo de estudio: la REALIDAD detrás del registro histórico.